Video - El Susurro de la Niebla

La niebla se arrastraba por el bosque, como si la tierra respirara un secreto. El eco de pasos gigantes resonaba entre los árboles, y Aníbal sintió el sudor frío deslizándose por su espalda. "No mires atrás", se repetía, pero la curiosidad lo devoraba. De repente, un chillido desgarrador cortó el aire; sus piernas se movieron por instinto. En la penumbra, una sombra colosal se alzó, con dedos como troncos y ojos que ardían como carbones. "¡Pie grande!" gritó su mente, pero ya era tarde. La criatura se abalanzó, y Aníbal comprendió que el verdadero terror no era el monstruo, sino la certeza de que nunca podría escapar.